Húsavík, que vivía exclusivamente de la pesca tradicional y de la caza de ballenas, pasó a dedicarse al turismo cuando este llegó a su bahía hace unos años, atraído por la idea de ver a estos grandes mamíferos. Al percatarse de que podían explotar la presencia de ballenas en su zona de otra forma, los barcos que se dedicaban a cazarlas se reconvirtieron en embarcaciones pensadas para el whale watching y el turismo pasó a ser el centro de la actividad económica del lugar.
El problema es que la falta de regulación del whale watching en ese área se tradujo en un sistema turístico que no es sostenible. La sobreexplotación de esta actividad está generando tanta contaminación acuática, ambiental y acústica que el ecosistema donde viven los cetáceos se ve amenazado, con el riesgo que eso implica de que emigren a otro lugar. Si las ballenas desaparecen, el principal sostén económico del pueblo desaparecería también.
Para tener una alternativa a esta fuente de ingresos una fábrica de placas solares se ha instalado en el pueblo. La población de Húsavík la ha recibido con alegría porque da estabilidad económica a la localidad, pero la presencia de la manufacturera conlleva también un notable incremento de la contaminación. Además, el material que le llega lo hace por mar, cargado en barcos enormes que alteran todo el ecosistema de la bahía. De esta manera se acentúa el riesgo de la desaparición de las ballenas de Skjálfandi. El plan B, pues, está contribuyendo a la caída del plan A.
Ante esta complicada situación han aparecido personas que luchan por cambiar las cosas y evitar que este bello rincón del planeta se dañe a si mismo. Entre ellas están el ingeniero Pierre Lang y la bióloga Belén García, que colaboran con el Research Center de la localidad con una propuesta que busca reducir el impacto de la contaminación acústica en la zona. A grandes rasgos, el proyecto consiste en colocar hidrófonos en puntos clave de la bahía para medir el ruido que hacen los barcos al pasar por la misma, y en estudiar como afecta este alboroto a las frecuencias que emiten y perciben las ballenas.
Voices of Skjálfandi es una mirada sobre el impacto del turismo masivo en la pequeña población islandesa de Húsavík. El incremento del respeto y la veneración por unos animales que tradicionalmente se entendían tan solo como alimento y objeto de consumo, la percepción del riesgo de que el ritmo de explotación de la actividad de whale watching pueda llevar a la desaparición de las ballenas de la zona y la búsqueda de alternativas económicas para sobrevivir si esto pasa. Estos son los pilares de un documental que quiere reflejar los dilemas y preocupaciones de un lugar, la bahía de Skjálfandi, que gira completamente entorno a la ballena.